jueves, 16 de octubre de 2008

Resquebrajando África: Los Soninké

Hoy hablaremos de un maravilloso continente limitado al norte por el Mar Mediterráneo y al oeste por el Océano Atlántico. Si, de ese continente cuyas historias son capaces de conmover y afligir a la vez, de África.


Comenzamos hoy hablando de una civilización que geográficamente se encuentra en el norte de África. Cuando hablamos de África del Norte, hablamos de la parte norte del continente, limitada con los países Mauritania, Malí, Níger, Chad y Sudán. Al haber diversos grupos étnicos ocupando estas tierras, Árabes y Bereberes en su mayoría, no es de extrañar que haya diversidad de idiomas y religiones. En este ámbito políglota y politeísta, se puede destacar una tribu; La de los Soninké.

Esta tribu se caracteriza, por haber sido nómada al igual que por haberse situado en Malí permanentemente tiempo después. Y es que, el territorio de África del Norte es, en su extensa mayoría, un desierto de vegetación inexistente y de escasas precipitaciones. Por lo que las condiciones de vida son muy duras y asentarse puede ser una opción peligrosa. Debido a la persecución por parte de los Berberes, en el siglo VIII, el pueblo Soninké emigró hacia el sur dispersándose por territorios muy distantes unos de otros, e hicieron falta décadas para que un alto porcentaje de ellos se reagruparan a los alrededores de Malí. Algunos de los grupos que se hicieron a causa de esa persecución son: Los Marka, Los Nono, y Los Azer.

El Pueblo Soninkè se dedica a la agricultura y al comercio desde el principio de su existencia. Cultivan arroz, mijo (cereal), sorgo (hortaliza) y cacahuetes. También suelen ocuparse del ganado que varía según la estación. Suelen tener, aunque en pequeñas cantidades, rebaños de ovejas, vacas, algunos caballos y cabras.

En la sociedad Soninké hay hombres libres, los “hooro” y otros que no lo son y por lo tanto y dependen de ellos; los “naxamala” que suelen ser artesanos, músicos, agricultores… en definitiva trabajadores. Y bajo ellos se encuentran los esclavos, que atienden al nombre de “kome”. Todos viven en pequeñas aldeas en las que las casas que construyen pueden ser: rectangulares con paredes del ladrillo y tejados de tierra o redondas con paredes del ladrillo y tejados de paja. En ambos casos, la típica y tradicional familia Soninké está formada por un gran número de personas.

Aunque la tasa de mortandad en el S. VIII era muy elevada y la esperanza de vida sorprendentemente corta, en muchos casos, las mujeres de las aldeas eran madres a la edad de 12 años, lo que facilitaba que los abuelos siguieran con vida. Por lo tanto en una sola casa podían convivir abuelos maternos o paternos (en algunos casos ambos), la pareja con sus hijos
(que habitualmente tenía un numero de hijos muy elevado)
y algunos animales de granja.

En el pasado, los hombres Soninké se ocupaban de cuidar la tierra y prepararla para la cosecha mientras que las mujeres trabajaban cuidando las huertas que sus maridos habían habilitado previamente. A día de hoy, en cambio, los hombres Soninké emigran a zonas de trabajo mas fructíferas durante largas épocas. Dejando así envejecer a la población mayoritariamente compuesta por ancianos, niños y mujeres. Trabajadoras mujeres.

En cuanto a la religión, se puede destacar que la mayoría de los Soninké, que asciende al 80%, es Musulmana Sunni y que el 20% restante tiene diversas creencias aunque, una gran cantidad de ellos conserva ciertas creencias heredadas de la época previa a la islamización.


Para concluir, diré que nada hace más honor a los descendientes de un imperio dedicado sobre todo al comercio, que seguir con esa tradición a día de hoy, SXXI.
Espero que os haya gustado explorar, buscar, adivinar y estudiar esta cultura, resquebrajando África.





Vanessa. Ortega.

1 comentario:

Susana Larrambebere dijo...

Quisiera saber quien es el autor de ésa pintura de los rostros africanos y el gato blanco en el centro. Gracias!